Del Buono, Gioanpietro

Clavecinista y compositor

Italiano Barroco temprano

Nápoles, alrededor de 1600 - †Palermo, en o antes de 1657

Corte del Barroco

Las noticias sobre la vida de este compositor son escasas y con lagunas, y se desconoce todavía la fecha y lugar de su nacimiento. Antonio La Greca, en la dedicatoria al Príncipe de Cassaro de su propia “Armonia sacra di vari mottetti” (1657), describe a Del Buono como un 'cisne del Sebeto', el río que cruza Nápoles, y declara que ‘vivió glorioso durante mucho tiempo' en la corte del Príncipe de Cassaro en Palermo. Del Buono dedicó su "Canoni, oblighi et sonate in varie maniere sopra l’Ave maris stella … a 3, 4, 5, 6, 7 et 8 voci, e le sonate a 4" (Palermo, 1641) a G. A. Scribani, un rico banquero y noble genovés que se estableció en Palermo, Sicilia, junto con su hermano y llevó a cabo negocios con la corte del virrey de Sicilia. La dedicatoria nos lleva a creer que Del Buono habría estado al servicio de Scribani durante algún tiempo. La única copia que ha llegado hasta nosotros se encuentra en el Museo Cívico bibliográfico Musical de Bolonia y está acompañada de un manuscrito, que según Newman es el original, en el que los cánones son realizados y transcritos en partitura; las sonatas en cambio ya están en partitura en cuatro pentagramas en la impresión original. Si bien estos elementos vinculan la figura de Del Buono a Sicilia, no son suficientes para poder decir con certeza que él fuera originario de la isla (De Palermo, según el Catálogo Gaspari).

Edición discográfica con una obra de Gioanpietro Del Buono

La impresión original contiene, además de la dedicatoria, una advertencia 'A i benigni lettori', en la que el autor declara haber hecho sus cánones, 'oblighi' y sonatas sobre el mismo canto fermo sobre el que 'tan eminentemente, y con tanto artificio hace muchos años fabricó aquel tan célebre hombre Francesco Soriano ...'. La composición a que hace referencia Del Buono sin duda debe ser identificada con la de Soriano que se titula: "Canoni e Oblighi di cento e dieci sorte, sopra l'Ave maris stella... a 3, 4, 5, 6, 7 et 8 voci" (Roma, G. B. Robletti, 1610). Está claro cómo el título de la publicación de Del Buono resalta el de la colección de Soriano; Del Buono, Soriano y otros como A. Brunelli y G. M. Nanino están entre los principales autores de este período de colecciones unitarias de composiciones sobre único canto fermo: colecciones similares (por supuesto teniendo en cuenta los cambios en el estilo e intenciones) se han publicado a lo largo de todo el siglo XVI y XVII, hasta llegar a las grandes obras maestras de Bach. El propio Del Buono dice en la advertencia a los lectores que ha compuesto sobre el mismo canto fermo utilizado por Soriano para demostrar 'cuan infinita es' la ciencia del contrapunto. El himno gregoriano utilizado por Del Buono como canto fermo en su colección es el primero de las tres versiones presentes en el 'Liber usualis', y es también el más utilizado por los compositores de música polifónica: entre otros lo usaron S. Dunstable, G. Dufay, Josquin en la música vocal; G. Cavazzoni, A. Cabezón, G. Frescobaldi en la música para instrumentos de teclado.

Hay 84 ítems numerados, todos fundados en el tratamiento contrapuntístico de la melodía del célebre himno gregoriano. 12 de ellos son obbligato para cuatro a siete voces. Los otros 72 son cánones ‘de varias clases' para tres a ocho voces en cada grado de la escala desde el unísono a la 10ª superior e inferior, algunos con ‘ciertas rarezas'; una de las partes siempre es el cantus firmus en notas largas. A diferencia de la colección de Soriano, Del Buono incluye 14 sonatas para clavicordio, que son las piezas más notables de la colección, escritas en partituras de cuatro pentagramas, las primeras llamadas Sonate di cimbalo. Ellas aprovechan cada dispositivo técnico y sonoridad del instrumento con extraordinario virtuosismo y hacen uso de las antiguas y nuevas técnicas compositivas. La quinta sonata (Fuga cromática) así como la séptima (Stravagante, e per il cimbalo cromatico) son las más interesantes.

A excepción de las sonatas, Del Buono no da consejos en cuanto al efecto  instrumental, dejando esta tarea (como era la práctica usual y ordinaria de ese tiempo) al juicio de los intérpretes y los requisitos impuestos por el lugar de ejecución. Ejercicios sabios en su composición, estos oblighi  pueden ser colocados  como precursores del arte de la fuga y la Ofrenda musical. Del Buono se destaca entre los otros compositores napolitanos de teclado de su generación, como Giovanni Salvatore, Bernardo Storace y Gregorio Strozzi.

"Sonata VII: Stravagante"